jueves, 13 de septiembre de 2007

El Jazmin Paraguayo.


Camino sin tener conciencia de que lo estoy haciendo, como un automata que es obligado por su creador a seguir un rumbo prefijado, sin atender siquiera a los otros autómatas que a su lado caminan, con sus mentes inmersas en un mar de esperanzas, resultados o miedos.

Inmersos iban también mis pensamientos en esas banalidades demasiado importantes para los seres humanos, que nos hacen muchas veces distraernos de las cosas realmente necesarias, cuando como traído por el tiempo , llego a mi el aroma inconfundible, tierno y evocador de un jazmín paraguayo.


Fue un golpe demasiado hermoso como para querer esquivar, y como una cascada de agua purificadora, los recuerdos de mi niñez cayeron sobre mí, quitando lo que de autómata había hasta ese momento en mi persona.Se agolpaban en mi mente tardes de panes con manteca, rodillas sucias y lastimadas y rincones mágicos en lo de mis abuelos, y, como vigilando mis travesuras, ese jazmín que trepaba a lo alto del cielo y que yo jamás pude trepar.

En invierno parecía morirse, o mas bien parecía que se encerraba en si mismo, y se volvía taciturno y huraño, el no me quería afuera, no quería que el frío del invierno me lastimara como a el.Pero en las primaveras despertaba, sacudía su viejo ramaje, se desperezaba y comenzaba con su mágica labor de vestirse de verde y blanco para darnos sombra y perfumarnos la niñez.

Recuerdo esas mágicas horas que en mi cerebro guardo como tesoros: mi abuelo pidiéndome que le “ordenara” su caja de pesca, mi abuela preparándome sus milanesas jamás igualadas, las perras moviéndome sus colas o gruñéndome, según la ocasión, y los aromas, los inconfundibles aromas, del perfume de mi abuela, el tabaco de mi abuelo, las milanesas sobre la mesa, y sobre ellos flotando el del jazmín paraguayo entrando por las ventanas abiertas de par en par, aromas que hacían de aquella casa inconfundible y única para mi.

Han pasado los años, y yo creía que todo había desaparecido, mis abuelos, el jazmín, y la magia, pero no, un simple y tierno aroma me hizo comprender que todo sigue muy vivo dentro de mi corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jota E, la imagen que ilustra tus recuerdos de un "jazmín paraguayo" no una fotografía de uno, sino que la planta de la imagen se llama "glicina".

Jota E dijo...

Estimad@ Jazmin, si, sabia que la foto no representa un jazmin paraguayo, este tiene unas florcitas entre blancas y rosadas, chiquitas y aromaticas, pero no pude conseguir una foto de esa especie, asi que puse la que pude sacar,pero bueno, tambien me parece una planta hermosa, que en otro jardin supo tambien acompaniar mi niniez (no me retes por las faltas, es que aqui no tengo enie)
Ahh, y gracias por leerme.