viernes, 8 de agosto de 2008

Apertura del Portal de Orion.


Debido a la publicacion de "En busca de La Luz", me han llegado consultas a mi mail referente al hecho de que veían cierta "causalidad" entre lo que había publicado, y la fecha de hoy, que no lo sabía, es de particular importancia para los místicos.

En realidad, lo publicado no tuvo relación con el "Bombardeo de Luz", que según ciertas creencias, comenzará justamente hoy 8/8/8.

O tal vez si?...

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miércoles, 6 de agosto de 2008

En busca de La Luz.


Nadie sabía lo que en verdad era, y si en realidad existía. Solo se la conocía por su nombre “La Luz”. Los mayores hablaban de ella con una mezcla de temor y respeto, los místicos aseguraban que se trataba de un estado de gracia, y que el hombre había sido expulsado de ese estado al quebrantar las leyes de Dios, pero en definitiva nadie sabía bien que era.

Es que luego del Gran Holocausto donde la humanidad había sido exterminada casi por completo, los pocos que sobrevivieron, buscaron la seguridad en cavernas y grutas profundas, alejados del mundo exterior, de la luz, y de las peligrosas radiaciones que seguían destruyendo la vida del planeta.

Los siglos pasaron, algunos aseguran que fueron milenios, y la humanidad fue acostumbrándose a vivir en total oscuridad. Alimentándose de murciélagos y pequeños roedores ciegos que infestaban las cuevas, las personas comenzaron a desarrollar un extraordinario sentido del tacto, el olfato y el oído. Pasaban horas y horas acariciando y olfateando sus rostros y sus cuerpos, comunicándose, y detectando de ese modo, sus estados de ánimo.

Vivían en pequeñas comunas autosuficientes, donde todo era de todos y el trabajo, no solo era en beneficio del individuo, sino del grupo entero. Allí, las apariencias no tenían razón de ser, no existía el concepto de lo feo y lo hermoso, el sentido de lo estético había sido reemplazado por el sentido de lo práctico, en ese grupo, valía quien aportaba algo a la comunidad, no importaba pues, su apariencia física.

En esta sociedad, sin problemas y sin discriminaciones, existía sin embargo, un grupo que desafiando la tradición de sus mayores, estaba determinado a descubrir que era La Luz, y para que servía. Desoyendo pues las protestas de los místicos, que aseguraban que el hombre aún no estaba preparado para estar en presencia de Ella, organizaron una expedición a los confines de la cueva, allá, donde según las leyendas, ésta daba paso al mundo exterior, donde se decía La Luz moraba, y hacia ahí, un buen día partieron a tientas.

Fueron días, que se convirtieron en semanas y luego en meses, en que los habitantes de la caverna no supieron nada de los expedicionarios, los rumores corrían por el grupo, muchos pensaban que habían sido calcinados por la radiación que aún persistía en algunos puntos de la superficie, los más, alentados por los presagios de los místicos, creían que los pobres habían enloquecido ante la presencia inefable de La Luz.

Grande fue la conmoción cuando de las profundidades de la caverna algo comenzó a aparecer, y a cambiarlo todo. Nadie podía explicarlo, no había palabras para describir aquel portento. Ocho criaturas, avanzaban hacia la comunidad, y ésta los percibía como jamás antes lo había hecho. Muchos se dieron cuenta que por primera vez en sus vidas los órganos que los ancianos llamaban ojos, y que nunca estuvo claro para que servían, estaban enviando información de su entorno hacia su cerebro.

Grande también fue la conmoción, cuando cayeron en cuenta que las ocho criaturas eran muy parecidas en forma y tamaño a ellos mismos, pero el estupor fue aún mayor, cuando fueron reconocidos por la voz y el olfato: ¡Esas ocho criaturas no eran otros que los integrantes del grupo expedicionario que hacía algún tiempo atrás había partido en busca de La Luz!

Maravillados, los cavernícolas admiraban las teas encendidas que los expedicionarios habían traído de la superficie. Era la primera vez que veían fuego, y ni siquiera tenían una palabra para nombrarlo.

A partir de ese momento las cosas cambiaron en la caverna, los expedicionarios siguieron yendo regularmente a la superficie a buscar madera para mantener la hoguera encendida. El fuego permitía de ese modo, y por primera vez en siglos, que los habitantes se vieran unos a otros. Las caricias y las cercanías de los cuerpos ya no fueron necesarias para reconocerse entre sí.

Muchos, que antes eran aceptados por lo que eran, fueron rechazados por lo que aparentaban ser. Y otros mas, que jamás habían sido importantes para la comunidad, de pronto tomaron protagonismo, al ver los demás que eran los más hermosos del grupo.
La gente comenzó a discriminarse por el aspecto físico, generando así, rencores, celos y enemistades entre ellos.

Esa sociedad, otrora unida y sin mayores problemas, fue resquebrajándose poco a poco, y los místicos estaban convencidos que lo que los expedicionarios habían traído del exterior, estaba causando todo el mal. Así, luego de una reunión de los Notables, se decidió que los expedicionarios, que en vano, alguna vez habían partido a la superficie en busca de La Luz, deberían partir nuevamente, pero esta vez, tendrían que esforzarse en hallarla, antes de que fuese demasiado tarde para todos.

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