lunes, 10 de septiembre de 2007

Para el Gordo.


Como estas Gordo, te cuento que hoy hace exactamente un mes que las cosas cambiaron, y mucho para mí. Si, ya se lo que me vas a decir, lo que me decís siempre, que la vida hay que afrontarla con alegría y esperanza, que nada esta acabado mientras tengas porque y para quien luchar, y tenes razón, vaya si la tendrás.

Y resulta que soy conciente de ello, sabes?, tengo por quien y porque luchar, la ternura y el amor los tengo al alcance de un beso, pero también la nostalgia y los desencuentros. Es que así soy yo Gordo, y vos me conoces bien, y sabes que soy de disfrutar lo que la vida me da, sin reparos y sin exigencias, pero también soy de recordar, y de añorar los buenos momentos vividos y que se que no voy a poder disfrutar mas. O acaso vos no te sentirías igual?, no me mientas Gordo, yo se que si, y lo se porque se que en el fondo te pareces mucho a mi, se que si estuvieses en mi lugar, estarías como yo disfrutando de esta tarde soleada, con olor a primavera en el aire, y dejarías que el sol te acariciara el rostro y con los ojos cerrados en perfecta paz contigo mismo, pensarías en que la felicidad completa no existe, verdad que si?.


Y es lo que me esta pasando ahora Gordo, casi siento como las flores están queriendo reventar en sus capullos, como los pájaros están cada vez mas bochincheros desde que sienten que el calorcito se acerca, pero no dejo de pensar en aquel día de hace un mes sabes?, y es que el golpe fue demasiado fuerte. Y no, no fue un golpe sorpresivo, no, yo lamentablemente ya lo veía venir, desde hacia mucho, y sabes como me di cuenta de ello?, cuando note que la esperanza se estaba apagando en tu mirada. Si, fue en ese momento en que me di cuenta que la puta enfermedad que tanto te había hecho sufrir, estaba por cobrarse el premio mayor, tu vida.

Perdoname Gordo, por la calentura, y es que esa cruel enfermedad, no solo a vos te hizo sufrir, los que te queremos también sufrimos a causa de ella.
Hoy un mes después de que te dejamos solo en aquella fría y húmeda tierra, te extraño más que nunca, extraño tus ganas de compartir pese a la adversidad, extraño tu corazón franco y abierto, extraño tus ganas de ganarle a la vida, extraño esos vinos compañeros hablando y riendo.

Chau Gordo compañero, anda preparando las brasas en el cielo, que en cualquier momento nos vemos.

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