martes, 16 de octubre de 2007

Por no cambiarle la bateria al auto...

Debe de haber sido por mi tozudez al no aceptar la muerte de la batería, que mi auto se negó a arrancar esta mañana, tal vez para echarme en cara mi insensibilidad ante una perdida que se veía venir, y que yo pretendía ignorar –no, no parece tan grave-, me decía para mis adentros, -aguanta un par de meses mas-, me retrucaba a mi mismo.

Pero esto no es lo principal del asunto, todo viene a colación de que debido al duelo impuesto por mi vehiculo, no tuve mas remedio que hacer uso del transporte publico, increíble microcosmos, donde es posible encontrarse con las mas variado de la sociedad montevideana. Jóvenes, ancianos, gordos, flacos, católicos, ateos, pobres y no tanto, compartimos por unos minutos la atmósfera cargada de aburrimientos, cansancios, apuros y ansias de llegar a algún lado.

Y como buen aburrido, cansado y ansioso, yo no tenia mas remedio, que guardar mis ansias y combatir mi tedio mirando al mundo que iba quedando tras de mi, a través de la casi opaca ventanilla del ómnibus. Ya desesperaba por la lentitud de esta tortuga carrozada, cuando un cantor, de esos cantores que en otros tiempos hubiesen volcado su arte en algún almacén y bar, subió al coche, y pidiendo “permiso pa’ entonar unas coplas del flaco”, se puso a rasgar su guitarra y a entonar “No te olvides del pago….”, huesudo, seguramente mal comido y peor dormido, entonaba con su voz ronca pero bien entonada de boliche y vino, las estrofas inmortales de Zitarrosa, dejando el alma sobre el ómnibus.

Pocos lo escuchaban, algunos, con sus auriculares inyectándose su dosis de música importada, otros conversando en voz alta, sin respetar a quien nos regalaba su arte, y otros los menos, buscando y rebuscando en los bolsillos el agradecimiento transformado en alguna moneda. “Gracias Patrón” me dijo cuando alargue mi mano hacia la suya huesuda y como hecha para su guitarra. Dos tres cuatro quizás le agradecieron su canto, saludo al conductor al guarda, y bajo como otro ser anónimo de los tantos que suben y bajan a diario de un ómnibus.

Y yo, me quedaba pensando, en que hay veces en que vale la pena ser tozudo, a la hora de los recambios automotrices, la prueba esta en el momento mágico que me hubiese perdido aquella tarde sobre ese ómnibus de haber comprado la batería para el auto.

4 comentarios:

KrustyCat dijo...

Lo enlazo con tu post anterior (A ustedes no les pasa?).
No solo que tenia previsto cambiarla sino que anduve paseándome con una batería en la valija como un mes, antes de decidirme a cambiarla.
Y es que a mi si me pasa, ver que el tanque esta lleno aunque vaya a llevar mi marido a la estación de tren a dos kilómetros y algo... y todo eso. La batería también.
Jaja.

Besote.

Anónimo dijo...

Ja!!! y yo que creia que era el unico con esa mania de sentir que siempre quedo corto en algo!!
Gracias por aumentar mi autoestima!!!

Viviana dijo...

Hola Jota E, me alegra que no le hayas cambiado la batería al auto, te permitió vivir este lindo momento.
Besos

Jota E dijo...

Si, y ya me esta fallando la que tengo ayyy.
Un beso.