martes, 23 de octubre de 2007

Duendes en el Altillo.


No siempre puedo estar en el Altillo. Quisiera, pero no puedo, hay veces que me alejo, y por días no guardo nada en él. Otras veces, lo visito, pero solo para constatar que todo sigue allí, desordenado pero en orden.

Pero se que, aunque yo no pueda estar , es raro que este vacío. Lo visitan, lo acompañan, lo pueblan. Son los duendes, seres etéreos, pero muy reales, que silenciosamente, a veces, o con voces convertidas en comentarios, otras, están entre sus cosas, desempolvándolas y lustrándolas, con el brillo mágico de sus miradas.

Vienen de muy diversos sitios, de lejanos países, situados al otro lado del mundo algunos, otros de aquí nomás, son casi casi vecinos. Pero todos, llegan gracias a esa capacidad que tienen los duendes de volar a través del tiempo y el espacio. Llegan por los días, y por las noches también, metiéndose por las ventanas, que ellos saben, siempre están abiertas de par en par.

A veces, coincidimos, y me doy cuenta que están, escucho sus murmullos, o veo sus sombras moverse entre los estantes, otras veces, aunque no hayan escrito nada, descubro pequeños restos de luz en los rincones, signos inequívocos de su presencia.

Pero sé, que cuando vienen, se sienten a sus anchas aquí. Lo recorren, como yo de niño recorría el altillo en lo de mis abuelos, esperando descubrir algo que les pueda llegar a interesar. Y aunque no lo crean, alguno que otro ha tenido suerte. Y me lo han dicho, que entre las cosas guardadas en el Altillo, siempre algo encuentran para entretener sus horas. Cuentos, retazos de historias, palabras, que yo ya ni recordaba que estaban allí.

Y es por eso que en el Altillo, pese a los inviernos, o a los veranos, las ventanas siempre estarán abiertas de par en par, a la espera de esos seres mágicos y etéreos, a los que les gusta pasearse entre los estantes polvorientos a la búsqueda de mis recuerdos que he dejado guardados por ahí.

4 comentarios:

Lapsus Lingua dijo...

Desde el punto de vista del intercambio de materia y energía con el medio el equilibrio es decir el no intercambiar ninguna de las dos significa la muerte del organismo. El orden implica la muerte mientras que cuanto mayor desorden más vida.

Siempre me cayó simpática esa explicación.

Además un altillo ordenado debe ser muy feo. Perdería la gracia.

un beso

Ana

Anónimo dijo...

Sabes que me hiciste pensar!!!, jaja, no esperaba a esta hora de la mañana, reflexionar sobre lo que acabas de escribir, pero lo estoy haciendo, y cuanta verdad!!! (al menos en el plano fisico se entiende, si hay otro plano, quien sabe quizas lo que impere sea el orden)

Un beso para vos tambien.

Viviana dijo...

Jota E, que linda manera de explicar la visita de tus duendes en el altillo, me encantó, yo me considero una duende peruana, lo visito frecuentemente, me gusta revisar, desempolvar, curiosear, siempre encuentro sorpresas hermosas en tu altillo.
Besos

Jota E dijo...

Y realmente estoy agradecido de que lo visites Viviana, gracias!!
Sabes que hace unos años tuve la suerte de visitar tu tierra, fui a una reunion de trabajo a presentar unas cosas y me quede fascinado con cuanta historia que tienen al alcance de la mano!!
Sinceramente lo unico que no me gusto mucho fue una corrida de toros, pero lo demas me encanto!!