Un día de éstos Me levantaré de la mesa Y algunos minutos después Caminaré rumbo a la tumba de cada noche. Pensaré en mi vida y en la tuya En nuestros hijos y su futuro Daré mi primer vuelta en la cama Y te oiré respirar a mi lado, como siempre. Me levantaré en medio de la penumbra, como otras veces Esperando que las horas atraviesen la noche. La noche de ambos. Un día de éstos Como un ritual mágico el agua purificará mi cuerpo Pero no habrá ritual que purifique mi alma. No hay ritual capaz de purificar el alma dueña de un corazón cobarde. Un día de éstos Pensaré en las alegrías que se escaparon Por las rendijas de los años. Pensaré en amores quemados en rutinas y mentiras Y en amores verdaderos y profundos Que no tuvieron la valentía de dejarlo todo y florecer. Un día de éstos Me levantaré y la mesa estará vacía Hambrienta de panes y risas, Como hambrienta de amores estará la cama Que cobijará con tristeza a un hombre que lo ha perdido todo Los amores encendidos, y los amores apagados. Uno de estos dias Seré capaz de entender el daño provocado Y anhelare recibir la muerte Para hacerle el amor sobre mi cama, Y que dulcemente me lleve donde merezco estar ahora.
Leer más...jueves, 21 de febrero de 2013
viernes, 6 de abril de 2012
Por no quedarme junto a la parrilla.
La reunión estaba entretenida, el asado en la parrilla era un punto de encuentro de los hombres, que hablaban de que?, pues de mujeres, deporte y política, como debe ser, como siempre ha sido. Las mujeres, por otra parte discutían sobre las cuotas femeninas en los cargos públicos unas, y del ultimo libro de poesía que habían leído las otras.
Yo, con un vaso de buen vino en mi mano, como buen bicho raro, fui tentado por Stephen Hawking a que lo viera en la televisión de 42 pulgadas de la sala que evidentemente fue pensado para otros menesteres un tanto más lúdicos.
Hawking en una interesantísima exposición trató (de una forma simple y amena) de convencer a quien lo viera de que antes de la Gran Explosión, no hubo nada. No hablo aquí de la nada a la que estamos acostumbrados los humanos, hablo de la nada como ausencia de todo, hasta de espacio y tiempo, nada de nada.
La creación del Universo a partir de una generación espontánea!!, el todo creado a partir de la más completa ausencia de cosas, energías o leyes!!. Y con esto la reflexión del Físico: si no se tuvo que crear lo que hoy existe, ¿qué razón tendría que tener un Creador?, o dicho de otra manera, ¿en que parte de la gran ecuación entraría un dios, si no hubo necesidad de él?.
Pero Hawking fue mas allá aún, no solo venimos de la nada, de las ausencias, de los vacíos, sino que inexorablemente hacía allí vamos también. Pues si nada hubo antes, ¿por qué tendría que haber algo después?. Y si las leyes se aplican a todos los órdenes de, perdón casi digo de la vida, bueno si se aplican a todo, ¿no tendría acaso que haber nada después de nuestras propias existencias?.
Y ahí fue donde mi humanidad fue sacudida desde sus cimientos. Puedo llegar a entender que mis huesos o mis sentimientos estén formados por materia y energía que hace mas de catorce mil millones de años ni siquiera existían. Puedo entender perfectamente la ausencia de Dioses creadores de cielos y tierras, pero de ahí a entender que todo, o quizás debería decir Todo este condenado a las inevitables y destructivas leyes que nos impone la Entropía...
¿Entonces, cuál es la razón de la existencia del perro que oigo ladrar a la distancia, o del sol que veo brillar en lo alto?, ¿para que tantas y tantas ecuaciones, si al final solo servirán para demostrar su propia ausencia de continuidad?. ¿Acaso uno ama, sufre o lucha por el simple hecho de interpretar su papel en una obra que uno sabe de antemano se perderá en el mayor de los olvidos?.
“El asado está pronto” oí a alguien avisar en el patio. Fue ese el preciso momento en que pensé que quizás hubiese sido mas inteligente de mi parte, quedarme junto a la parrilla hablando de mujeres o política, y no pensar que un maravilloso momento con amigos, un buen vino y un tentador aroma a asado, están condenados inexorablemente a integrar la más increíble de las Nadas.
jueves, 26 de enero de 2012
Sobre la Nada.
La Nada 1.
La nada me acaricia y me seduce
terciopelo de soledades y silencios
abismos de quietudes eternas
desde donde los dolores y las vanidades emigran
hacia la corpórea realidad de mi presente
hacia allá iré algún día a reencontrarme con mi ausencia
abandonando todo lo que tengo,
dejando por el camino un reguero de alegrías y miserias:
despojos de mi vida
pero no ahora, no en este momento
otras manos me acarician
otros ojos me seducen.
La soledad eterna puede esperar.
La Nada 2
La profundidad de la Madre Tierra me está esperando
hacia allí voy yo, el que ya no soy, el que alguna vez fuera,
el que amó y fue amado con pasión,
y mientras desciendo me siento renacer por completo
volviendo a su vientre fecundo y fresco
para alimentar a álamos y rosas
gusanos e insectos.
La comunion es total ahora,
me toca a mi ofrecer el cáliz de mi cuerpo
para entregarle a la nueva vida
mi carne, mi sangre, mis huesos.
Eterna rueda que gira incansable
eterna Madre que me recibe con sus brazos abiertos
Madre generosa que me toma por completo,
no para adueñarse de mi muerte,
sino para sentir al amor de nuevo
al entregarme a la vida
en aquella aterciopelada rosa,
o en el ave que levanta vuelo.
Ya no soy el que era,
pero mi semlla en mi Madre queda
germinando en amores y fresas.
La nada 3.
Ayer vi tu perfil junto a mi cama
Traslúcida belleza que me acompañaba
En esa hora decisiva, en ese momento intranscendente
Afuera seguían agitándoselas hojas del viejo arce
Y una pareja de enamorados enlazaban sus manos,
Pensando quizás en lo eterno de su amor,
En lo imposibilidad de lo efímero.
Afuera el mundo intentaba reivindicarse con la vida
Más sin dar batalla a la muerte, como debe ser
Como siempre ha sido.
Y tu perfil ay! tu perfil,
Quebraba su simetría con una lágrima
Que huyó presurosa de tu mejilla
Para venir a posarse en mis vanas esperanzas.
Que sería de mi mirada mañana pensaba?
Tu perfil seguiría traslúcido y hermoso,
Quizás resignado y cansado, si, pero vital y hermoso.
Pero reflejado en una mirada extraña, ya no la mía.
Ayer, la vida se me fue mientras te miraba
Hoy nada de mi queda
Ni el recuerdo de aquella lágrima
Que la simetría de tu perfil quebraba.
jueves, 29 de diciembre de 2011
Hasta siempre viejo compañero.
A veces pienso en las extrañas relaciones que construimos los humanos, en los cariños y lazos que creamos con lo que nos rodea, y en especial en esos regalos que nos hace la vida cada tanto, cuando el cariño y los lazos los construimos alrededor de una mascota…
Fue, estoy seguro, el mejor regalo que recibió mi hija aquel día: un perro.
Una pequeña bola de pelos blancos como el algodón y manchas de dulce de leche, un hocico negro como una trufa y una mirada de sorpresa, igual a la de un niño al despertarse en un día de Reyes. Era tan pequeño, tan indefenso, pero a su vez tan independiente y soberbio haciéndose notar con sus pequeños y agudos ladridos de cachorro…
Y así, con su carácter, su figura y sus mañas fue que nos conquistó a todos, siempre fue especial y lo supo, tanto que en nuestros paseos, jamás me permitió ir delante de él. Irnos de paseo era toda una aventura, ni bien oía el tintinear de la hebilla de su correa, alzaba su peluda cola y mostraba su alegría inmensa. Claro la correa era solo un adorno que llevaba al cuello para mostrar su patente, pues no era amigo de que nadie lo guiara en sus caminatas.
Cuantos recuerdos me vienen a la mente ahora, cierro los ojos y lo veo correr a la orilla del mar, evitando mojarse las patas, como buen perro delicado que era, o cuando reclamaba su bocado por medio de esos ladridos bajitos y graves con los cuales vaya que se hacía respetar.
Pero aquel viernes ya no ladró exigiendo su parte de la cena, es que de tan viejo había gastado casi toda la vida, ya poca le quedaba, y ni fuerzas tenía ya para moverse. Murió mientras sorbía un poco de leche de una cucharita, serenamente, sin aspavientos ni avisos.
Hoy su cuerpo viejo y cansado reposa frente al lugar de sus viejas correrías. El viento nocturno mientras acariciaba mi rostro me repetía que ahí estaría bien, que ese era el lugar que el hubiese elegido, y continué entonces cavando…
Han pasado los días pero hay veces en que al levantarme de mi silla, miro instintivamente hacia abajo, por miedo a pisarlo, y al ver su cucha solitaria, un enorme sentimiento de vacío y gratitud invade mi alma.
Hasta siempre Toffy, mi querido compañero, gracias por todo lo que nos diste.
martes, 25 de octubre de 2011
Nada ha cambiado.
Nací a menos de diez años de concluida la Segunda Gran Guerra, era un niño cuando aún resonaban los lamentos de Auschwitz-Birkenau y aún olía a muerte en Hiroshima. Seguía siendo demasiado joven cuando el napalm devoraba la carne humana en Vietnam y las bombas de racimo seguían matando niños por el mundo.
El planeta sufría los dolores de parto, pensábamos entonces, es la humanidad que está despertando de su sueño letárgico. La Era de Acuario estaba asomando en el horizonte y tanto sufrimiento, tanto drama, tanta maldad era el precio que pagaba el hombre por renacer y ser al fin el Hombre Nuevo.
Pero el “Haz el Amor y no la Guerra” quedó adormecido entre las volutas de marihuana y la sicodelia de los sesentas. El muchacho de pelo largo y ropa extravagante se dio cuenta muy pronto que no podía escapar del sistema, y prefirió entonces seguir perteneciendo a la manada. Cambiaba así su pelo largo por la corbata y el “Haz el Amor y no la Guerra” por el “Hazte millonario antes de los 30”.
Nos dimos cuenta entonces que por mucho que nos doliera, no bastaba con las buenas intenciones para cambiar el mundo, y que no había Era de Acuario capaz de ganarle a la locura deshumanizante del capitalismo. Y el Mayo Francés fue la inspiración entonces. Los “No nos Moverán” y “Obreros y Estudiantes Unidos y Adelante” sustituyeron al “Paz y Amor” y los dedos en V ya tuvieron otro significado.
Pero la utopía fue arrasada, desapareció de la mano de decenas de miles de desaparecidos, torturados, masacrados. Y como todo pasa y nada es eterno, hoy la vergüenza desentierra cada tanto los huesos de algún luchador muerto en un cuartel de turno.
Y nada cambia, nada ha cambiado, ni el pelo largo, ni los puños en alto han logrado cambiar al hombre. La séptima parte de la humanidad seguirá pasando hambre extrema y los nuevos sheriffs del mundo se horrorizarán ante la muerte de un dictador a manos de unos bárbaros a los que ellos mismos colgaron la estrella de alguacil en el pecho.
Y ahora ni siquiera miramos hacia afuera, nos han anestesiado y no podemos escaparle a la dosis de consumismo y circo. Y lo peor es que estoy perdiendo las esperanzas.
martes, 8 de marzo de 2011
Golondrinas.
Elevando mis ojos al cenit veo
Azabaches vivos surcando el cielo
Saetas negras
Delicadas bailarinas con alas de terciopelo
Gozadoras de la libertad suprema
Conocedoras de meteoros y fatuos fuegos
Que me relatan con sus danzas
Historias de lejanos vientos
Aquella me cuenta acerca del arcoiris
Gotas luminosas de rocío fresco
Pinceladas mágicas de duendes y elfos
Aquella otra me dice que te ha visto
Suspirando y mirando al cielo
Y yo le pido que me diga
Cuan azul y hermoso es aquel cielo
Para merecer la mirada
De la mujer de mis sueños
Y el ave me confiesa:
Es el más maravilloso y profundo azul
Que alguna vez haya visto
Aunque a veces se desagua en tristezas
Y otras brilla nostálgico
En las tardes tranquilas de enero
No te equivoques golondrina viajera
Lo que me estás describiendo
Son los lejanos ojos de mis sueños.
viernes, 28 de enero de 2011
Mesas.
Las mesas vacias del viejo bar
náufragas como yo de la madrugada
se miran entre si, y me miran,
fijan sus ojos de aguardientes en mi,
cansados ojos llenos de pesadumbres
mientras sus cuerpos torturados por tantos codos
(hostales de sueños marchitos y esperanzas truncas)
se preparan para el sopor pesado del silencio
yo las miro,y acaricio sus cuerpos ajados
por tanta confesión sin sentido
por tanta lágrima y alcohol derramados
y ellas me miran
y me contestan en silencio sin decirme nada
pero diciéndomelo todo,
como desde tantos y tantos años atrás vienen haciéndolo.
Otro codo torturando sus cuerpos
otra confesión sin sentido en medio de la madrugada
clinc: la caja cómplice abre sus fauces
y el ruido de la avaricia me sobresalta
y pienso en cuanta soledad compran esas monedas
noche a noche, vida a vida
negociando la desesperanza por la estúpida paz del alcohol
y un dejo de amargura baja por mi garganta
quemándola con el fuego liquido que han comprado mis monedas
como antes mi padre lo hiciera
con sus monedas, tan diferentes de las mías, pero tan parecidas
y una lágrima furtiva escapa de mis silencios
clinc: la caja me despide de la nada
y miro por última vez las mismas mesas que vio mi padre
y siento pena por ellas,
la misma pena
que por mi padre siento ahora
martes, 2 de noviembre de 2010
Lejanías.
Las lejanías son solo vacío entre dos almas
Oí a tu voz decir como en una plegaria de campanas
Que tañen tristes a la tarde llamando a las sombras
Y despertando de su letargo a los fantasmas
¿Pero como deshacer esas lejanías? Pienso
¿Como deshilachar esa trama de desesperanzas?
No se cómo, ni puedo:
Mis manos están cansadas
Ya no pueden con las ausencias
Ni se acostumbran a las distancias
Ellas solo saben como construir pasiones
Enredando tu cabello sobre tu espalda
O viajando por el desfiladero húmedo de tu sexo
En noches de luna clara
jueves, 21 de octubre de 2010
El vampiro y yo, una historia casi verdadera.
Cerca de El Prado montevideano, en una avenida con enormes plátanos centenarios, está ese café viejo y destartalado. Todo en el es añejo y descolorido, con pisos de madera sucia y deslustrada, mesas gastadas y parroquianos de ojos entrecerrados como pensando en amores pasados y vidas perdidas. Hacía allí fui cierto día a encontrarme con E.
Confieso que hacía tiempo que quería tener una charla con él, ser misterioso y oscuro como pocos que había conocido, tenía el aspecto de haber vivido todas las experiencias y sufrido todos los males. Más, su apariencia centenaria y gastada no encajaba con la lucidez de su memoria y lo extraordinario de su inteligencia.
Cuando llegué al viejo café, él ya estaba sentado en una de las mesas más apartadas. El protocolo fue simple y corto, solo un apretón de manos, un mutuo “como está”, y comenzamos la charla (más confesión que charla) cobijados por la luz mortecina de unas lámparas que parecían estar siempre encendidas, pues en ese antro, la luz radiante del sol no tenía cabida.
El vino tinto de espeso cuerpo y procedencia desconocida calentaba mi garganta y lubricaba los recuerdos de E, que comenzaba su confesión en medio de aquella tarde un tanto bizarra y extraña para mi. Viéndolo en retrospectiva, confieso hoy que me sorprendió el hecho de creer a carta cabal la historia que E me contaba, quizás porque intuía que la tristeza que se veía en sus ojos no podría jamás ser creada en base a una mentira. Una voz áspera y quebrada comenzó entonces a contarme su secreto, y quizás era yo el primero en escucharlo.
Mi contertulio me miró fijamente y asumiendo que comprendería, me confesó que él era un vampiro. E adivinó mi sorpresa y aclaró de inmediato, no era un vampiro émulo de Nosferatu, no, a él no le atraía la sangre humana, la vida y juventud eterna se le concedía quitándoles a sus víctimas algo más preciado que su propia sangre: su capacidad de amar.
Sus víctimas, siempre mujeres jóvenes y hermosas, dejaban sobre su lecho de amante irresistible, algo más que las sábanas transpiradas.
Un parroquiano pidió una copa, yo me eché hacia atrás en mi silla y dejé que E continuara con su historia. – Si hay algo que sirva para mi defensa, le diré que no elegí ser así, para bien o para mal, heredé este poder – me dijo, - pero tarde comprendí que ésta había sido una herencia maldita. -
- Los años fueron pasando y me fui convenciendo a mi mismo en lo natural de todo esto. El mundo así funcionaba y estaba bien que así fuera, para nada me preocupaba el hecho de que el precio que pagaba por mi eterna juventud, era siempre pagado por otra persona.
No era conciente en ese momento que mi existencia acumulaba un debe considerable, y que llegado el momento, también yo debería hacerme cargo de tamaña deuda. -
- Y ese nefasto día llegó inexorablemente a mi vida de la mano de B. Ella, como tantas otras había caído presa de mis encantos, y como tantas y tantas alimentó con su placer mi deseo de una vida de goces eternos. -
- Pero B, y lo descubrí con el tiempo, era diferente, había en ella una llama interior, una luz perenne en su alma que hizo que este ser oscuro con el alma corrupta, volviera a comprender que lo único valioso en este Universo era el amor. -
- Y ahí comenzó mi desventura: mi egoísmo le había robado la capacidad de amar a la única mujer de la cual yo estuve profundamente enamorado. Los años pasaron y B con su cuerpo envejecido y con su corazón marchito fue de a poco acercándose a la muerte. -
- Eso fue hace mucho ya -, continuó contándome E, - y fue desde ese preciso momento que decidí morir yo también, ya no me importaba envejecer: nunca más le robaría su capacidad de amar a nadie, jamás volvería a cometer el mismo error –
Los ojos de aquel hombre se llenaron de lágrimas y pensé que era el momento justo para marcharme y dejarlo a solas con sus recuerdos. Afuera la calle brillaba con el sol de verano, las personas caminaban con sus vidas a cuestas, vidas que pensé, jamás serían vacías mientras la llama del amor brillara en sus corazones.